El Descrubrimiento de América y La Reforma Protestante
Por David Coles
Cuando pensamos en esos dos notables eventos que fueron tan impactantes para la historia, el
Descubrimiento de América y la Reforma Protestante, recordamos ante todo las fechas
cuando cada uno se suscitó 1492 y 1517, como si todo hubiera cambiado repentinamente en esos
dos años.
Momentos Paralelos en la
Evolución de estos
Grandes Acontecimientos
Cuando pensamos en esos dos notables
eventos que fueron tan impactantes para
la historia, el Descubrimiento de América
con Cristóbal Colón y la Reforma
Protestante, recordamos ante todo las
fechas cuando cada uno se suscitó 1492 y
1517, como si todo hubiera cambiado
repentinamente en esos dos años. Aunque
ambos sucesos ocurrieron más o menos en la
misma época, cuando estaba floreciendo el
Renacimiento, la Edad Media estaba finalizando
y se estaban sentando las bases del mundo moderno,
generalmente, no los enfocamos juntos, pues los
países que protagonizaron el Descubrimiento de América,
España y Portugal, no fueron centros de la Reforma Protestante.
Pero estos acontecimientos no se desarrollaron de maneras totalmente aisladas el uno del otro, ambos reflejan la situación religiosa de Europa occidental al iniciarse el siglo XVI. Además, el Emperador Carlos V, que juzgó el caso del Dr. Martin Lutero, en la Dieta de Worms en 1521 y ante quien fue presentada la Confesión de Augsburgo en 1530, también fue el Rey de España de 1517 a 1556, y como tal supervisó la continuación de los descubrimientos y la conquista de los territorios españoles en el Nuevo Mundo. A medida que se iban viendo las verdaderas dimensiones e implicaciones del descubrimiento que Colón inició el 12 de octubre de 1492, también se estaba cocinando otro gran descubrimiento, o, más bien, redescubrimiento. Ese fue el redescubrimiento del Evangelio de la gracia de Dios accesible a todos como consecuencia de la muerte de Cristo en la cruz por los pecados de todo el mundo.
Hace más de 500 años
Hace quinientos años, en 1503, Cristóbal Colón estaba en el Mar Caribe durante su cuarto viaje, durante el cual Colón descubrió las costas atlánticas de los países centroamericanos de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Para esa fecha algunos pocos en Europa ya estaban comenzando a darse cuenta de que había sido descubierto un nuevo continente. En el año 1500, el cartógrafo español, Juan de la Cosa, publicó el primer mapamundi que incluía las nuevas costas e islas descubiertas a partir de 1492. En 1507, el cosmógrafo alemán, Waldseemüller, después de leer los relatos de Américo Vespucio, le daría por Primera vez el nombre de “América" al Nuevo Mundo. En esos primeros años del siglo XVI, además, estaban llegando a las Américas hombres españoles que en las siguientes décadas adquirirían gran renombre como descubridores y conquistadores en el Nuevo Mundo: Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro y Hernán Cortés, entre otros.
Mientras tanto, un joven alemán estaba haciendo su maestría en artes liberales en la Universidad de Erfurt. Se trata de Martín Lutero (1483-1546), hijo de un minero que vivía con su familia en el pueblo de Mansfeld, unos 150 kilómetros al suroeste de Berlín. No parecía que este estudiante iba a descubrir nada nuevo en su vida. Pero, reflexionando un poco, vemos que sus horizontes se estaban ampliando aunque no estaba viajando a otro continente. El ingreso de Lutero a una universidad, también indicaba que algo nuevo estaba sucediendo en el mundo del aprendizaje: estaban aumentando las oportunidades para el estudio y para la educación.
La condición de la cristiandad cuando Lutero entró al monasterio en 1505 era terrible en un sentido, pero había mucho fervor religioso. La iglesia adolecía de una corrupción notoria. Aunque los papas del Renacimiento fueron grandes promotores de la erudición y de las artes los papas actuaron más como príncipes seculares en Italia, buscando aumentar los territorios del Papado y beneficiar a sus familiares. También vendían cargos eclesiásticos, muchas veces a personas poco aptas para tales responsabilidades. Los cardenales y obispos solían disfrutar de mucha riqueza, pero descuidaban sus deberes pastorales, y los sacerdotes a menudo tenían poca educación y muchos vicios.
Ante tales abusos, sin embargo, estaba creciendo el número de personas que tomaban la religión cristiana en serio. En España, el Arzobispo de Toledo, Francisco Jiménez de Cisneros (1437-1517), era franciscano y estaba tratando de reformar los monasterios y conventos de su país. Jiménez de Cisneros también fundaría, en 1508, la Universidad de Alcalá para preparar mejor al clero español. Inspirados por las reformas de Cisneros, algunos frailes españoles se fueron al Nuevo Mundo para evangelizar a los indios. Pedro de Córboda (1482-1521) y otros tres dominicos, por ejemplo, llegaron a la isla de La Española en 1510 y empezaron a denunciar el maltrato de los indios por los españoles a través del sistema de las encomiendas.
Difusión de la literatura
La búsqueda de un cristianismo más puro y auténtico era un anhelo de muchos en 1505 también debido a la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg(1398-1468) a mediados del siglo quince. La literatura que se imprimió de 1454 a 1505 fue, en gran parte, de índole cristiana. La Biblia fue una de las primeras obras que Gutenberg publicó. Claro, imprimió la “Vulgata,” la Biblia en latín de uso oficial en las misas católicas. La Inquisición prohibía el acceso de la Biblia al pueblo, pero hay evidencia de que se publicaron subrepticiamente algunas porciones de la Biblia en español y en otros idiomas modernos.
También salió a la luz mucha literatura devocional en la segunda mitad del siglo quince. Gracias a la mayor difusión de literatura cristiana, pues, estaba surgiendo un número considerable de laicos bien educados que querían más participación en la iglesia, pero que se sentían frustrados debido a la mala preparación y el mal ejemplo del clero.
El Movimiento Humanista
Un tercer factor que estimuló la religiosidad a fines de la Edad Media fue el auge del movimiento humanista. En ese tiempo un humanista no era, como hoy en día, un ateo o un agnóstico que piensa que el ser humano es capaz de lograrlo todo. Más bien, un humanista era un educador que promocionaba lo que en la actualidad llamaríamos las "humanidades": gramática, retórica, historia, poesía y ética. Los humanistas veían algunas fallas en el sistema educativo Medieval, basado en gran parte en la lógica de Aristóteles. Ellos pretendían reformar el estudio de todas las disciplinas mediante el rescate de las obras clásicas de los autores latinos y griegos.
No parecería que las propuestas reformadoras de los humanistas tuvieron mucho que ver con la entrada de Lutero al claustro agustino en 1505, pues Erasmo también solía burlarse de los frailes. Lutero se familiarizó con los métodos de los humanistas, y aprendió muy bien el griego y el hebreo, y por eso podría entender bien la Biblia y traducirla al alemán. Muchos de los otros futuros reformadores, por otra parte, sí fueron formados netamente como humanistas y se destacaron como eruditos humanistas. Por eso se inventó la expresión,"el humanismo puso el huevo que la Reforma empolló". Podemos asociar la entrada de Lutero al monasterio en 1505 con los acontecimientos religiosos, tecnológicos e intelectuales que estaban creando una situación novedosa en Europa. Se estaban explorando nuevos caminos para la religión cristiana, pero no había ningún indicio de que Lutero sería un pionero en está búsqueda.
Descubrimiento del Mar del Sur
Fue en 1513, que Balboa descubrió el Océano Pacífico, al cual denominó "Mar del Sur". Fue un descubrimiento muy significativo porque reveló que América se encuentra entre dos grandes océanos, y facilitó la exploración de territorios como Perú y Chile, que tienen costas sólo en el lado del Pacífico. Después de la conquista del Imperio Inca por Pizarro en 1533, comenzó el famoso traslado de plata desde Potosí, Bolivia, pasando por Panamá, hasta España.
Más o menos, en esa misma época, Lutero parece haber atravesado otra crisis, y así se acercó más a su redescubrimiento del Evangelio. Fue en ese tiempo, Lutero escribió más adelante, que el agustino se sintió seguro de que al oír la absolución pronunciada por su confesor y orientador, Johann von Staupitz (1469-1524), sus pecados de verdad quedaban perdonados gracias a Cristo.
¿Por qué a Lutero le había costado tanto entender que él podía estar seguro de que en Cristo Dios le concedía el perdón de todos sus pecados? Desafortunadamente, este mensaje sencillo no se oía en la iglesia en aquel entonces. Es natural que el ser humano suponga que tiene que hacer algo para ganarse el favor de Dios. En la religión de los aztecas, por ejemplo, se ofrecían sacrificios humanos para apaciguar a los dioses. La teología nominalista que Lutero estudió no decía que una persona puede ganarse la salvación. Se enseñaba que la gracia de Dios basada en el sacrificio de Cristo en la cruz era necesaria para la salvación. Pero también se alegaba que el hombre tenía que "poner de su parte" para hacerse digno de la salvación.
Lutero descubrió que Dios perdona nuestros pecados por gracia, y no por obras, en parte porque se volcó al estudio de las obras de San Agustín después de entrar al monasterio. Lutero llegó a entender en 1512 la impotencia total del ser humano sin Cristo en asuntos espirituales. Como escribió en su comentario del Salmo 118 en 1513: "No se trata aquí solamente de los pecados cometidos con obras, palabras o pensamientos, sino también de la inclinación al mal...Es un error creer que este mal pueda ser curado con las obras, puesto que la experiencia demuestra que, a pesar de todas las buenas obras, esta apetencia del mal subsiste y nadie está exento de ella, incluso un niño de un día. Pero es tal la misericordia divina que, aunque el mal subsiste, no es tenido como pecado por los que invocan a Dios y le piden con lágrimas su liberación...
De esta forma somos pecadores a nuestros ojos y a pesar de esto somos justos ante Dios por la fe".